Blancas paredes (pereza)
que sucias están.
Silencio en un tres por tres
y afuera todo lo demás.
Libertad condicionada
por un escape con vidrio
y unas ventas abiertas
que dan hacia un abismo.
Un fichero que me pide
que me entrometa en su mundo.
Unas letras que no vuelan
afirmadas a una máquina
de escribir hipocrecías.
Y me río porque al cesto
sólo tiro cosas sucias.
Un memorandum al pelo,
y otro a la barba y bigote.
El aspecto que le dicen
para estar aquí encerrado
atado por un horario.
Cinco horas tiene este día
cinco horas que son todo un día
y cada día de cinco horas
son cinco horas menos de vida.
Estática, soledad, silencio, frialdad,
desnudez.
Ni el mal trepa ese abismo
Hugo (1975)
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