Prueba grande como un Electra
Tras la investigación, publicada en Página/12, en la que se detalla la exhibición en la Base Comandante Espora de una de las aeronaves desde la que se arrojaba a secuestrados vivos al mar, Defensa reclamó una explicación al almirante Jorge Godoy.
El Ministerio de Defensa le ordenó al jefe de la Armada, Jorge Godoy, que eleve un informe por la exposición de uno de los aviones usados en los vuelos de la muerte en un museo del arma. Otra de las aeronaves fue vendida a un empresario. El comandante de Aviación Naval, contraalmirante Carlos Rodolfo Machetanz, y el ex secretario general de la Marina Adalberto Allovero son quienes tendrán que dar explicaciones sobre el uso y el destino de los aviones. Página/12 informó el domingo que un Electra, bautizado Ushuaia, está en el museo de la Base Aeronaval Comandante Espora, en Bahía Blanca.
Ambos aviones formaban parte de la 1ª Escuadrilla Aeronaval de Sostén Logístico Móvil, que participó de los vuelos. El ex capitán Adolfo Scilingo confesó en 1995 que él había sido asignado a dos operativos en los que se arrojaba a secuestrados de la ESMA vivos al mar y que se usaban los Electra. Hasta 1982, la Armada tenía sólo tres Electra, todos con “portalón trasero, con capacidad de ser abierto en vuelo”. El Electra matrícula 5-T-2 está bajo jurisdicción de la Armada. Otro, matrícula 5-T-3, Río Grande, está desde 1997 en un predio de la firma Astilleros Irupé de Marina del Sur SRL, en Camino de Cintura al 8300 de la localidad 9 de Abril, partido de Esteban Echeverría. Y el tercero, matrícula 5-T-1, Antártida Argentina, acaba de ser expuesto para remate en la Base Naval Almirante Zar de Trelew.
La familia de Norma Arrostito, desaparecida luego de un año en la ESMA, pidió a través de su abogado Pablo Llonto al juez federal Sergio Torres que dicte una medida de no innovar sobre los dos Electra en exposición y que disponga su custodia con el fin de realizarles pericias. El magistrado no respondió.
La Armada nunca reconoció institucionalmente que la “valiente muchachada” secuestrara personas, las torturara, las dopara y las arrojara vivas al mar para hacerlas desaparecer. Ahora, el pedido de Defensa a Godoy –realizado en base a la investigación de este diario– reclama, entre otras precisiones, que informe si estaban en conocimiento del uso de los Electra para transporte de secuestrados durante la última dictadura.
El primer testimonio de un represor sobre los vuelos fue el de un ex suboficial de la Policía Federal, Luis Alberto Martínez, en 1981, quien declaró ante la Federación Internacional de los Derechos del Hombre que, tras los interrogatorios bajo tortura, los grupos de tareas de la Seguridad Federal recurrían a los vuelos. Ya en democracia, el cabo Raúl Vilariño describió “los vuelos sin puerta” de la Armada. “Se hacían desde Ezeiza. Se colocaba el avión, se acercaba el camión, se subían los guerrilleros en estado de coma o idiotez y se salía al río. Eran largados desde el aire”, detalló, y explicó que la Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros era una “cobertura” de quienes operaban en la ESMA.
Uno de los pilotos de la Marina fue el capitán de corbeta Emir Sisul Hess, quien según el relato de testigos se ufanaba de su participación en la represión ilegal. En los expedientes judiciales se amontonan los nombres de oficiales y suboficiales de la Armada que intervinieron en los sistemáticos y aberrantes métodos para hacer desaparecer a personas. Sin embargo, los responsables de las citaciones no abundan.
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