El deporte favorito de los represores
El Equipo de Antropología Forense busca en ese lugar restos humanos. La legisladora Patricia Walsh denunció que las instalaciones se siguen utilizando y no se respeta la medida de no innovar dictada por el juez Torres.
Por Gustavo Veiga
Dos fosas alineadas como trincheras paralelas y el piso removido de una cancha de básquetbol de cemento son las señales de que el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) busca restos humanos en el campo de deportes Cabo 1 Ernesto del Monte. El lugar no es cualquier lugar. Se trata de un predio de la Armada, sólo separado por la avenida Lugones de la ESMA, el ex centro clandestino de detención del que forma parte. Ayer se realizó allí un reconocimiento ordenado por el Tribunal Federal Oral N° 5 porque existe la posibilidad de encontrar cuerpos incinerados de desaparecidos. La legisladora porteña Patricia Walsh, querellante en una de las causas que irán a juicio a partir del 14 de noviembre, denunció que las instalaciones se utilizan para practicar fútbol, rugby y hockey, y que no se respeta la medida de no innovar dictada por el juez de instrucción Sergio Torres para evitar alteraciones en el terreno.
El trámite fue encabezado por los tres jueces que integran el Tribunal: Daniel Obligado, Guillermo Gordo y Ricardo Farías. Además, Carlos Lordkipanidse y Enrique Fukman, dos ex detenidos desaparecidos que pasaron por la ESMA durante la dictadura; Walsh, que querella por su padre, el escritor y periodista Rodolfo Walsh; los legisladores porteños Raúl Puy y Gabriela Alegre; Graciela Muñiz, la defensora adjunta del pueblo de Buenos Aires, e integrantes del CELS recorrieron durante poco más de una hora las 16 hectáreas donde conviven varias canchas de fútbol con los montículos de tierra removida por el EAAF.
Son poco más de tres las que se delimitaron para la búsqueda, en un espacio de 240 por 140 metros, contiguo a lo que fuera un polvorín hoy desactivado y debajo de un monte de eucaliptus. Una curiosidad adicional es que al lado hay una cruz blanca, de dimensiones considerables, como si semejara la señalización de un camposanto. El perímetro que está alambrado ocupa un sector ubicado entre una cancha con tribuna tubular y pista de atletismo que da a la entrada y las del fondo, más próximas al río, que se levantaron en un amplio espacio rellenado varios años después de que se quemaran los cuerpos.
En el escenario donde los antropólogos investigan no se han obtenido hasta ahora resultados concretos con la técnica del georradar. Sus integrantes esperan mayor presupuesto para continuar la búsqueda con tecnologías más complejas. Las fosas paralelas no se tocan desde abril pese a que varios testimonios de detenidos desaparecidos y de marinos de la ESMA coinciden en que hubo incineraciones de cuerpos o lo que, en la jerga, los grupos de tareas llamaban “asaditos”. Las tareas se iban a reanudar en las últimas horas, pero la intensa lluvia caída durante la noche del domingo lo impidió.
Hoy el predio es utilizado por universidades, escuelas y empresas privadas para realizar competencias deportivas. Incluso, hasta hace pocos años, llegaron a entrenarse equipos profesionales de fútbol, como Belgrano de Córdoba durante una pretemporada en Buenos Aires y Argentina A, la segunda selección nacional de rugby. Una empresa que consiguió la concesión del campo Ernesto del Monte hizo posible que el lugar pasara por tantas manos, aunque su cuidado siempre quedó a cargo de la Armada. Los aspirantes a ingresar al arma también realizan sus clases de educación física en el lugar, ubicado al costado de la avenida Lugones y vecino a un campo del Círculo Policial.
“Seguiré denunciando que en este lugar puede haber restos óseos y los estudios practicados así lo confirman. ¿Por qué, entonces, hay instituciones deportivas y educativas que al difundir o convocar a utilizar las instalaciones omiten referirse con claridad que se trata del campo de deportes de la ESMA?”, se preguntó Walsh. En la causa que se ventilará a mediados de noviembre hay 19 marinos involucrados: Adolfo Donda, Alfredo Astiz, Jorge Acosta, Juan Antonio Azic, Carlos Capdevilla, Ricardo Cavallo, Julio César Coronel, Jorge Rádice, Juan Carlos Rolón, Juan Carlos Fotea, Pablo García Velasco, Manuel García Tallada, Carlos Generoso, Antonio Pernías, Alberto González Menotti, Oscar Antonio Montes, Néstor Savio, Raúl Scheller y Ernesto Frimón Weber. La mayoría están con prisión preventiva.
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