Un luchador consecuente
De origen irlandés, Rice dedicó su vida a acompañar a los sectores más desprotegidos. Fue secuestrado y torturado por la última dictadura, denunció la complicidad de la Iglesia con los militares. Fue fundador de Fedefam y miembro del CELS.
Por Diego Martínez
Cristiano consecuente como sacerdote y luego como laico, víctima del terrorismo de Estado por su militancia en villas, crítico de la conducción de la Iglesia por su complicidad con la dictadura y dirigente esencial del movimiento de derechos humanos desde fines de los ’70, Patrick Rice falleció de manera repentina, el miércoles por la noche, en un hospital de Miami. Rice fue cofundador y secretario de la Federación Latinoamericana de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (Fedefam), nacida en 1981 para potenciar la lucha de quienes enfrentaban dictaduras en América latina y el Caribe, y hasta los últimos días acompañó a sobrevivientes y testigos en los juicios por crímenes de lesa humanidad. Luego de visitar a familiares y amigos en su Irlanda natal, se descompuso durante la escala del vuelo Dublín-Buenos Aires. Paradójicamente para quien sembró amigos en todo el mundo, murió lejos de sus seres queridos. Sus restos llegarán a la Argentina en los próximos días. Será velado en la Casa de Nazareth.
Rice nació en el seno de una familia rural de Irlanda en 1945. Se recibió de bachiller en teología en la Universidad Pontificia local y en 1970 llegó a la Argentina. Se ordenó como sacerdote en la congregación del Verbo Divino y en 1972 ingresó a la Fraternidad Hermanos del Evangelio Charles de Foucauld. Luego de su trabajo pastoral en el interior de Santa Fe se radicó en Capital, primero en La Boca, luego en la villa 3 de Villa Soldati. Como sacerdote de la capilla junto al padre Carlos Bustos trabajó con los laicos, entre ellos Fátima Cabrera, catequista y alfabetizadora con quien estableció una relación para toda la vida.
A partir de 1974 la fraternidad sufrió detenciones, secuestros y deportaciones por su trabajo con sectores marginados. El 11 de octubre de 1976 fue secuestrado por un grupo de tareas de civil. Cuando advirtió que era sacerdote lo golpearon y le aclararon que “los romanos fueron muy civilizados con los primeros cristianos comparado con lo que te va a pasar a vos”. En cautiverio fue interrogado a golpes, quemado con cigarrillos y sometido al tradicional submarino. Luego de tres días desaparecido y gracias a la presión de la Embajada de Irlanda y de su orden, fue trasladado al tercer piso de la Superintendencia de Seguridad Federal, el sector clandestino del edificio que aún ocupa la Policía Federal y al que volvió durante una inspección ocular en 2008. “La intervención del nuncio y del Episcopado se limitó a tramitar su expulsión del país, sin referencia alguna al maltrato sufrido”, destacó Horacio Verbitsky en su historia de la Iglesia. Antes de exiliarse padeció la cárcel. La Iglesia que aún le permite al condenado Von Wernich oficiar misa en el penal de Marcos Paz le prohibió a Rice y a otros curas presos en la Unidad 9 de La Plata vestirse con ropa clerical y concelebrar la Eucaristía.
En 1985, tras quince años de sacerdocio, dejó los hábitos para casarse con Fátima. Tuvieron tres hijos: Carlos, Amy y Blanca, y se dedicaron a la militancia laica con los Hermanitos del Evangelio. “Sigo trabajando para una Iglesia que vive fielmente el mensaje sencillo y profundo del Evangelio, pero que ha sido traicionada en la historia reciente por miembros del clero y del Episcopado que debieron y deben cumplir su deber de sostener en alto este tesoro ante el pueblo de Dios”, escribió.
“Es una pérdida enorme”, afirmó Marta Vásquez, presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. “Hemos trabajado juntos desde 1981 en Fedefam y ha sido siempre el consejero, el secretario, el asesor... Realmente no puedo creer que no lo voy a ver más. Pienso mucho en Fátima y en los chicos. Patrick dedicó su vida a los derechos humanos, sociales y políticos, y desde que fue secuestrado tuvo una vida accidentada. Es muy difícil pensar que vamos a seguir sin él”, reflexionó con la voz quebrada. “Querido amigo Patricio: hasta pronto”, lo despidió.
“Ha sido un hombre consecuente en su militancia durante muchísimos años”, recordó Verbitsky, presidente del CELS, que tenía a Rice entre sus socios. “Primero como sacerdote, luego como miembro de una fraternidad laica, ha seguido militando por una transformación de la Argentina siempre en relación con los más desprotegidos.”
“Padeció en carne propia la dictadura y nos dejó la memoria de su sonrisa en su español atravesado y su lucha por la paz detrás de las huellas de Carlos de Foucauld”, recordó Eduardo de la Serna, del Grupo de Curas en Opción por los Pobres. “Lo vi por última vez en la misa de Carlos Mugica. Llevó las ofrendas. Y ofrendó su vida para que la verdad, la justicia y la paz sean una realidad en nuestra patria”, agregó De la Serna, miembro de la comisión directiva del CELS.
“Es un golpe tremendo. Era un personaje querido, querible, inteligente, sano, de una pureza infinita, siempre con esa sonrisa increíble”, lo recordó Lita Boitano, de Familiares. “Sufrió la desaparición y la tortura durante el terrorismo de Estado por su compromiso solidario con nuestro pueblo pobre, que él había convertido en su propio pueblo”, recordó el pastor Arturo Blatezky, del Movimiento Ecuménico de los Derechos Humanos, donde también actuó como secretario.
“Es una pérdida enorme, no sólo por lo que significaba como militante, sino por lo que era como persona, como ser humano, siempre con una sonrisa y con ese castellano que hablaba perfecto pero con un dejo de irlandés”, recor-dó emocionada Taty Almeida, de Madres.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-149174-2010-07-09.html
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